Celos: pareja y control

Mentía cuando te decía quédate tranquila corazón

nos separaremos en términos buenos

vuelvo con mi vida soy buen perdedor.

Y ahora te sigo a toda hora

tengo que saber con quién estás.

No es nada positivo y se vuelve adictivo

y yo pensé que a mi no me podía pasar

 

“Mentía”. Miranda!

I

Por mucho que los más jóvenes demostremos aversión por los celos estos siguen existiendo. Pareciera que los celos se volvieron un tema tabú y ya no forma parte de las conversaciones más que para indicar lo esencialmente salvajes que son, como si no fuésemos capaces de caer en esa falta de civilidad. Con mis amigos conversamos sobre relaciones poliamorosas, relaciones abiertas y tradicionales. Nos reímos de la gente capaz de tener más de una pareja. Pensamos que terminarán mal, intoxicados, por tener que lidiar con más de una inseguridad. Creo que los silencios incómodos que se producen durante nuestras conversaciones nos delatan: quizás nos incomodaría tener que compartir una relación, cederíamos, pero con celos vergonzosos en la mochila. Peor aún, sabemos que, por mucho que nos ríamos del poliamor, ellos están en lo correcto porque es una opción totalmente válida amar como uno estime conveniente, siempre respetando e informando a tus parejas de tus vínculos con otras personas. Son otros tiempos. Escuchamos Mentía de Miranda y con muecas nos decimos “Qué tóxico el loco de la canción”.

 

Caso contrario era el de nuestros padres y abuelos: el tema de los celos era motivo de risas entre familiares y amigos para quien los padecía. Crecimos escuchando que los celos estaban bien en ocasiones: eran una agresiva muestra de cariño y preocupación. Hasta hace no mucho era normal ver parejas celándose y complaciéndose en su dinámica de control.

 

Si bien las nuevas generaciones nos están enseñando que existen nuevas formas de amar y nuevas formas de conformar una familia o vínculos, muchas veces, en la práctica, se hace difícil lidiar con la compulsión de control que atraviesa nuestras vidas.

El control de una pareja no se distingue de otras formas de control: querer retener un trabajo, una situación de confort o el orden de todas nuestras cosas. El horizonte de expectativas que tenemos nos hace actuar de formas erráticas muchas veces ¿Y dónde está el error? En el deseo de dominio sobre algo que escapa a nuestras posibilidades y sobre todo a nuestros “derechos” como compañeros. No podemos saber en todo momento lo que hace el otro, y más importante aún, no tenemos porqué saber eso todo el tiempo, independiente del mutuo acuerdo. ¿Qué hacer si noto esto en mis relaciones? Consultar con nuestros amigos nos permite hacer una muestra rápida de cómo se están llevando las relaciones actuales, sin embargo, en ocasiones, esta muestra puede resultar engañosa por la generalización y complicidad que implica consultar con amigos. 

 

¿Debería acudir a terapia? Hoy existen personas celosas en general y con diferentes grados de intensidad, es una obviedad. Lo importante es reconocer su incidencia y la degradación que puede acarrear para nuestros vínculos. Debemos comunicar y buscar ayuda en casos donde perjudique nuestro diario vivir, tanto para quien los siente como para quien los recibe.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Comunícate con nosotros